¿Cómo ayudo a mi familiar con espasticidad?
Anualmente, el último miércoles de mayo se celebra el Día Mundial de la Esclerosis Múltiple, conmemoración que pretende hacer conciencia sobre una enfermedad que ha elevado su incidencia conforme la medicina avanza en la atención especializada de los padecimientos del sistema nervioso central.
En México, y según datos de la académica Irene Treviño Frenk, existen entre 15 y 18 casos de esclerosis múltiple (EM) por cada 100 mil habitantes. Es decir, hay más de 20 mil personas con este padecimiento en todo el país.
La EM afecta a adultos de entre 20 y 40 años y es más común en mujeres, con una proporción de dos por cada tres casos.
Entre los varios síntomas de esta enfermedad crónica e incurable –y de la cual aún no se determina una causa aislada–, la espasticidad o rigidez de músculos puede derivar en problemas del habla o interferir con la habilidad del paciente para moverse y caminar.
La especialista de la UNAM advierte que si los síntomas no se controlan a tiempo pueden llevar a un escenario de discapacidad, con el consecuente impacto económico y en calidad de vida de este sector de la población.
A continuación revisamos las principales consideraciones de esta afección y cómo puedes apoyar a que tu familiar o ser querido recupere la movilidad.
Causas y efectos
La espasticidad generalmente es producto de un daño a la parte del cerebro involucrada en los movimientos bajo su control. También puede ocurrir a raíz de alguna enfermedad neurodegenerativa o de una lesión en la médula espinal.
Este trastorno se desarrolla a lo largo de semanas o incluso meses, y se manifiesta principalmente en músculos tiesos (prácticamente de cualquier parte del cuerpo).
Asimismo, la espasticidad grave y prolongada puede conducir a la contractura o “acortamiento” de los músculos. Esto a su vez provoca que las articulaciones queden “congeladas” en una posición fija, lo que afecta la movilidad normal del paciente.
Algunos efectos de la espasticidad abarcan:
- Dolorosos espasmos o calambres musculares
- Movimientos espasmóticos involuntarios (incontrolables)
- Reflejos tendinosos profundos y exagerados (reflejo rotuliano)
- Postura anormal del brazo; puño apretado, codo doblado y brazo apretado contra el pecho
- Tijereteo (cruce de piernas como se cerrarían las puntas de unas tijeras)
A tomar en cuenta…
Como medida de prevención se recomienda estar atento a todas las señales de espasticidad pues, al no poder controlar por sí solo este mal, puede que tu ser querido se sienta avergonzado y evite comunicar sus síntomas.
Así, son signos de deterioro desde un calambre hasta una deformidad en el área afectada, pasando por zonas de piel enrojecida o lesionada (por la fricción de los miembros).
Otros factores que pueden desatar o empeorar los efectos son:
- Dolor (úlceras por presión)
- Infecciones (vejiga, uña del pie, oído)
- Temperaturas frías
- Estreñimiento (constipación)
- Fatiga o estrés
Sobre estos factores y padecimientos, es importante que se consulte a un médico si se nota cualquier cambio.
Tratamientos recomendados
Con frecuencia, el tratamiento de la espasticidad es una combinación de terapia y medicamento. Sus objetivos: aliviar los síntomas, disminuir el dolor y mejorar la movilidad.
La mejor opción será la que mejor se adapte a las necesidades de tu ser querido, luego del respectivo examen físico y análisis de síntomas por parte del especialista. Las más comunes son:
- Aparatos o soportes ortopédicos. Mantienen los músculos en una postura más normal para prevenir contracturas y aliviar las molestias.
- Medicinas orales. Tratan los efectos de la espasticidad, ya sea que bloqueen de forma temporal los impulsos nerviosos o relajen los músculos. Deben tomarse de acuerdo a las indicaciones del médico especialista.
- Inyecciones. La toxina botulínica (“Botox”) se inyecta en los músculos espásticos para relajarlos, debido a que bloquea la actividad nerviosa. En casos de espasticidad aguda, la terapia con baclofeno intratecal utiliza una bomba implantada dentro del paciente, que suministra el medicamento directamente en el líquido cerebroespinal.
- Cirugía. Necesaria en casos de espasticidad aguda y crónica, puede involucrar una operación de huesos, músculos o nervios.
- Fisioterapia. El ejercicio físico y los estiramientos ayudan a relajar y fortalecer los músculos rígidos. Con ayuda de un fisioterapeuta, tú y tu familiar pueden aprender rutinas con un rango completo de movimientos y para practicar en casa. El experto también podría recomendar tratamientos como la terapia con movimiento inducido por restricción del lado sano (CIMT por sus siglas en inglés), que consiste en restringir el movimiento de la extremidad no afectada para forzar el uso de la que sí lo está.
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